Un alto en el camino

Si un Dom a quien admiras y respetas te dice que “in situ” eres una gran sumisa pero que aun necesitas tiempo para las envestidas, lo apuntas…

Si un segundo Dominante te dice lo mismo con distintas palabras, quizás de forma mas cruda y dolorosa pues lo meditas…

Y si luego una sumisa a la que escuchas por que sabes que es imparcial , tu admiración por su andar es inmenso y esta te remarca que otra vez estas haciendo el mismo camino erróneo por que te centras en el yo, yo y mas yo, entonces no te queda mas remedio que aceptarlo por mas terca que una seas.

Puedes enrabiarte, apenarte, incluso estar tan descolocada que pierdes los papeles (como relacionar la primavera con septiembre por que ya ni sabes en que hemisferio estas jajajajaja) pero llegada la calma no puedes obviar tres miradas que desde distintos ángulos repiten la misma imagen desde fuera y entonces buscas la forma de mirar mas alla de lo que tus propios deseos necesitan ver…

Comienzas un nuevo proceso, reconoces que por mas sumisa que te sientas, si esta no encuentra su lugar dentro del todo que eres entonces de nada vale.

Descubres que para que esta esencia sumisa sea digna de entrega, primero tiene que estar en equilibrio con todo su ser y que por mas que duela, patalees y te disgustes, “Tiene sentido”.

Pues aquí me encuentro hoy, levantando el freno de mano en medio de este popurrí de sensaciones que por inercia cogieron una velocidad de vértigo y abro un paréntesis en el cual pongo pausa hasta tener las cosas mas claras y poder canalizar todo este sentir de una forma mas sana y responsable.

Me resulta difícil saber que para ello deberé prescindir del inigualable placer que siento al estar enteramente entregada por que eso es lo que siento aunque solo sea en los efímeros momentos que he tenido el gusto de vivir en este mundo D/s.

Así que hoy, con la cabeza baja, les doy las gracias a esas tres personas que a pesar de mi rabieta han permanecido firmes. No hay peor ciego que el que no quiere ver y yo, con tal de disfrutar de lo bueno preferí esconder la cabeza como una avestruz.

Saber parar también
es una forma de avanzar.