24/1/14

Instante


No fue hasta oír su voz que deseo desearlo.

Sus letras ya habían hecho de ella terreno fértil pero su voz… su voz fue como la brisa fresca que entra por la ventana recién abierta después de tiempo… tanto que no bastaba con desear desearlo, eso solo logro asustarla más. Sabía que mañana ((hoy)) lo vería y temía, aun no había olvidado el olor a encierro, el dolor, el desamor… ¿Cómo entonces tan siquiera permitirse desear desearlo?



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