Triste pero
entera voy dejando que pasen los días y mi pena se disuelva en las
cuatro inevitables lagrimas. Lo quiero y eso no me lo puedo negar
pero como dice el dicho, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que
lo resista.
No me
arrepiento de nada y debo decir que me alegro de haber topado con el,
todo un caballero y de buen corazón me ha brindado mucho y se lo
agradezco.
Ahora toca
remontar, abrir mi ser nuevamente, dejar que el aire fresco renueve
mi vida y en eso estoy.
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