Me desconcierta tomar consciencia que por más que me acerque a la normalidad y mi velocidad sea acorde a la realidad los sentimientos siguen inundando mi alma de movimientos y aunque ahora controlo las consecuencias, la ebullición es casi la misma. La razón dicta las tendencias pero no evita el deseo, no limita esa sensación de soledad en medio de la multitud, no quita las ganas de romper con el yo valgo más que lo que me da y seguir con lo que me da porque me brinda esa brevedad de felicidad inmensa y eterna aunque sea fugaz y el precio sea el que sea.
Sí, hoy trago a disgusto algunas de mis palabras escritas en este espacio, las trago junto con mi orgullo, con las veces que repetí que no hay que aceptar aquello que no es justo, o que nos daña o que a simple vista parece irrisorio frente a lo que merecemos porque hay algo que es invisible a los ojos ajenos, hay algo que solo pueden sentir y compartir los miembros de este vinculo y eso es la entrega y el amor que sienten “el uno por el otro” ((y si, dije el uno por el otro porque sin ida no hay vuelta… porque si uno no quiere dos no pueden, porque no todo tiene que ser mentira en esta vida…)).
Vivir luchando contra lo que siento que sentimos no es vivir… esto igual se desvanece poco a poco… lentamente. Debería dejar que las cosas caigan por su propio peso y dejar de forzar sea en una o en otra dirección.
Amo a mi Amo, intento adaptarme por y para Él a algo que no deseo y eso sin duda se nota en los constantes reproches que mal contengo… por Su parte noto Sus intenciones, Su buena voluntad pero cada uno tiene su naturaleza y eso lleva mucho tiempo y trabajo cambiar…
Lo hemos intentado, por nuestro bien nos hemos alejado pero está claro que al menos yo no he resistido… está claro que hoy por hoy, la hermosa p prefiere morir intentándolo que resignandose.
¿Lo intenta conmigo otra vez Señor?
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