Así parecen ser mis nuevos medicamentos. Mis impulsos no tienen fuerzas, mis lagrimas se quedan en el amago y mi calma es sorprendente ante la larga espera que me espera. Espera que de esta vez será mea culpa pero que nada cambia ya que al fin y al cabo esperar se espera igual.
He renovado el pacto con la normalidad, ese que hace de los humanos mas humanos y a mi ver miedosos de sus propias reacciones naturales. Se han cerrado las compuertas de mi ser y eso si me hace sentir enferma.
Yo ya no soy yo, ya no cuento mis desesperaciones, ya no lloro desconsoladamente, ya no me desarmo ante lo que siento, ya ni sé si siento lo que pienso…
ya no soy yo y quizás sea lo mejor.
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