A veces la vida me pilla
sonriendo un solo instante y aunque sea tan efímero ya tengo algo que
agradecer... ese segundo fui feliz.
Así es, basta un gesto, una
palabra o alguna pequeña tontería para que yo me aleje de mi mundo cotidiano
actual y despierte en mi rostro una sonrisa que me lleva a un paraíso olvidado
que me alimenta de alegría el alma para poder seguir aquí.
Otras es la posibilidad de lo
nuevo, el flirteo, el juego, la tentación… el despertar de la sumisa de la mano
con el rubor de la mujer el que hace que sonría delicadamente alimentando mi
ego y eso también me hace muy bien.
Otras es cuando la madre ve los
logros de su pequeño y sonríe orgullosa mas que agradecida de que todo este
bien.
Y unas pocas es el conjunto que
se ve al espejo y se mira cansada pero sonriente por ser fuerte y aun estar de
pie.
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