Manos

Las Suyas son mi dulce tormento,

mi vicio, mi camino.
Son las que me guían, 
me acunan, me reciben.

Sus manos mi bálsamo, 
mi paraíso concentrado, un regalo.

En ellas encuentro las delicias mas exquisitas,

las mas raras.

Sus manos me provocan, 
me elevan, me enseñan.

Con ellas Él traspasa mis limites, 
me despojan del miedo, 
me conceden la calma.

Sus manos son capaces de quitarme el aliento 

y a la vez ser las mismas que lo mantiene con vida.

Ellas cambian el sentido de lo vivido 

y el dolor genera placeres nunca sentidos.

En Sus manos me encuentro y me reencuentro 

con mi yo escondido...

En Sus manos soy todo y 

algunas veces absolutamente nada

Pero siempre, 

en sus preciadas manos

...siempre soy yo.

Gracias mi Señor por descubrir en mi lo que nunca sentí.